1- Acabar de leer el libro MARINA. El día 8 de enero de 2013 haremos examen de estos últimos capítulos. Las recuperaciones del anterior examen serán el mismo día.
2- Leer los poemas de la fotocopia. Seleccionar uno de ellos. En enero practicaremos el comentario de texto; durante estos días, buscar información sobre el autor seleccionado y sobre su obra.
3- Buscar figuras retóricas (pp. 46-47) en los poemas encontrando un ejemplo de cada. Como mínimo debe encontrarse: METÁFORA, COMPARACIÓN, ANTÍTESIS, ANÁFORA y PARALELISMO.
4- Buscar las palabras que no se entiendan: cada palabra nueva, os abre la mente a significados desconocidos; no dejéis de nadar.
Por si os gustó, escribo aquí el poema de Gioconda Belli con el que empezamos esta lección; feliz poesía.
Manual para conducir
Para surcar mi cuerpo
sobre iluminadas autopistas,
despójate de medidas de seguridad
y avanza
cuan largo eres
sobre mí.
En la piel de este territorio
no hay más límite de velocidad
que la destreza de aferrar el volante
sobre las curvas más densas del camino.
Con los faros abiertos y encendidos
habrás de recorrerme como una ciudad extendida
de barrios ensimismados; descubrir tras puertas y ventanas
el perfume de jardines ocultos.
Lo mismo te asaltará el aroma
de las huelenoche
que las plantas carnívoras te arrastrarán
hasta que aúlles suplicante.
A vos, amo de los carburadores relucientes,
yo te enseñaré a desear el agreste terreno de los cauces
y el abismo donde despeñar
todos tus artificiosos instrumentos de navegación.
En el placer de infinitas revoluciones por minuto,
de nada te servirán los frenos; los engranajes.
Es mejor que te rindas de antemano
cuando cruces hipnótico las avenidas anchas y quietas
donde vagan sueltas las fieras salvajes de mi ciudad encendida.
Descalzo y desnudo ambularás
los rascacielos de papel y las sombras solitarias
que se esconden bajo los puentes de mi espalda.
Vagarás indefenso por las esquinas ignotas
de mis rodillas.
Creo que te advertí que en mi ciudad no hay candados
y los zoológicos se abren de par en par al atardecer.
Un cuerpo de mujer es también un acertijo siniestro
donde puedes estallar.
Podrías sucumbir antes de ascender la última colina
y caer de bruces en el ombligo.
Las posibilidades son innumerables.
Sin embargo enuncio mi promesa:
Si te treves autonauta
sobre mis iluminadas autopistas,
aun cuando me lo implores
no temas, no te lo concederé.
Hombre. Hombrecito mío.
Te doy mi palabra.
No te mataré.
---
---
No dejéis de mirar más abajo de este blog, tenéis algunas canciones que os pueden ayudar a entender esto tan especial que es la poesía. Este es mi regalo para el calor invernal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario